Historias de una empresa Cubana de Informática de finales del siglo XX

viernes, 12 de junio de 2009

Crónica de la Fuga de Julián segun Roberto Martinez Brunet

Julián:

Estoy compartiendo este mensaje con las mismas personas a las que enviaste
el tuyo pues así tendrán una visión completa de los hechos que relatas. Comparto tu
opinión de tratar de no expresar ideas o comentarios que puedan tener una connotación política
en el foro público porque hay personas en él que no están en condiciones de expresar
libremente sus opiniones y sería injusto ponerlos en esa situación. Digo que trataré porque
tampoco me gusta que se me asocie con ideas que no comparto y a veces el silencio puede
interpretarse como aprobación.

No puedo precisar las fechas. Debemos estar hablando del año 91. Recuerdo
que trabajamos el Primero de Mayo. Lo recuerdo porque después fuimos a comer a la Cantina
El Nuevo Mundo con el Ingeniero y Rafael el de Niveles. Recuerdo que preguntaste qué eran
esos pequeños chiles verdes que estaban en la mesa y te dije que se comían con pan. Pensé
que entenderías que era una broma. Creo que por poco te da un infarto. No se si
esta fué la última vez que nos vimos. Posiblemente no.

Debe haber sido un domingo cuando Sergio me llama y me dice que no habías
regresado a dormir la noche anterior. Inmediatamante me fuí al Departamento de San Pedro
de Los Pinos y comprobé lo que Sergio decía y la situación tal y como tu la describes.
Creo que esperamos hasta el lunes para informar a Mandy y dar parte a la Embajada. La
Embajada no le dió particular importancia. Creo que ya estaban acostumbrados.

Pero Sergio y yo estábamos seriamente preocupados. La idea de la deserción
claro que pasó por nuestras mentes. Pensamos en eso pero nos parecía que no te atreverías a
separate de tu familia y, por otra parte, ¿por qué abandonar todo lo que tenías? Así, tu
estrategia diversionista funcionó perfectamente.

El próximo paso fué Locatel. Locatel es un servicio que hay -o había- en
México en el cual se da parte de personas desaparecidas y ellos te ayudan a buscarlo. Eso
me lanzó de cabeza a un mundo bastante sórdido: cada media hora me llamaban y me
describían un muerto que había aparecido en alguna parte.

-"Señor Roberto, apareció un hombre bajito apuñalado en Tlalpan"
-"Tiene bigote" -"No, no tiene bogite y es mas bien como indio olmeca"
-"Gracias pero ese no es"

Y así por dos o tres días.

Solamente tenía una indicación de que la deserción era posible: auquella
llegada tarde a la UNAM todo emperifollado... Ninguna de las dos cosas son muy tuyas.

Cuando andábamos por el miercoles o jueves la Sra. Armanda me
dice: -"Roberto, eres un buey si piensas que Locatel reporta a todos los que aparecen muertos en el
D.F. Tienes que irte a la Morgue de la ciudad y a la Escuela de Medicina de la UNAM"

Ahora sí la cosa estaba poniendose bastante fea. Una cosa es recibir
descripciones de muertos por teléfono y otras es andar metido en la Morgue. Entonces llegó la
idea salvadora. Recordé que habíamos tenido una conversación por los gastos de
teléfono del Departamento de S. Pedro de los Pinos...

-"A ver Catita, traigame los recibos de teléfonos del departamento de los
últimos meses" -"Enseguida Sr. Roberto"

Cuando me pongo a revisar los números de larga distancia llamados en seguida
me llamó la atención las llamadas a España. Fué un momento llamar a Mandy darle el
número y ya sabes el resto de esa ramificación.

El alivio fué tan grande que el Ingeniero dijo allí mismo -"Vámonos a la
chingada". Acabamos en el Samurai disfrutando unos tequilas, Bohemias y suchis... No
acabó tan mal el día. Nos pasamos el resto de la noche, entre sorbo y sorbo de tequila,
hablando de lo desconsiderado que habías sido .

Quedaba el asunto de la pacotilla. Y Sergio me pregunta ¿qué vamos a hacer
con esto? Habían juguetes para tu hija, un bulto de CDs, algunas otras cosas. Y le
dije a Sergio: -"Si Julián dejó atrás todo esto creo que no es mi responsabilidad ocuparme
de su entrega. Haz lo que te parezca". Creo -aunque no me consta- que le regaló
los juguetes a unos niños del edificio. Cuando iba a regresar a Cuba fuí al departamento y
me llevé una bolsa azul que me parece era tuya y todavía andaba dando vueltas por allí.
Sergio me dió un CD que que no era de su gusto, una colleción de éxitos de Paul McCartney.
Creo que todavía lo conservo ("Someone is knocking at the door...do me a favor and
let him in".

Cuando bastante después Sergio llego a México (esa es otra historia)
hablamos un poco de cómo desconfiábamos -y nos cuidabamos- el uno del otro.

Creo que esto cubre bastante bien mis recuerdos. Me alegra mucho que estés
bien en unión de tu familia.

Un abrazo

RMB

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